Este es el momento. Este es el tiempo de recuperar y transformar el Partido Justicialista de San Isidro frente a los complejos y profundos desafíos que deberemos afrontar proximamente. Un Consejo de Partido distrital que ha generado una grave crisis de legitimidad de ejercicio, de representatividad ante nuestra comunidad y de progresiva desmovilización de la militancia peronista sanisidrense. En este año 2008 tendremos los Peronistas de San Isidro la posibilidad a través del voto popular en elecciones internas de elegir y cambiar una larga historia de derrotas, frustraciones e inacción política como consecuencia de los intereses mezquinos de una dirigencia política preocupada más por las subsistencia individual de su poder, que por la construcción de un proyecto político de largo plazo partidariamente plural, abierto y participativo, que pueda ser presentado seriamente como una alternativa de Gobierno Municipal. Esta visión pequeña, corto placista, sectaria y excluyente es totalmente contradictoria con el pensamiento, principios y valores por los que el peronismo a luchado como causa a lo largo de nuestra história, y que en la actualidad encuentran su correlato en el proyecto de transformación Nacional que lideran el compañero Nestor Kirchner, la compañera presidenta de la Nación Cristina Fernández y en la provincia de Buenos Aires el compañero Daniel Scioli. Por tal motivo creemos que es necesario explicar claramente cuál es la esencia de la crisis terminal de conducción por la que transitan las actuales autoridades del Partido Justicialista de San Isidro, dirigentes que, aún no alcanzan a comprender el proceso de recuperación llevado adelante por la neuva conducción del Consejo Nacional del Partido Justicialista Nacional. Para ello consideramos oportuno y conveniente recurrir a nuestro lider, Juan Domingo Peron, que desde su maravillosa visión y capacidad analítica que aún le permite trascender los tiempos, analiza y define conceptualmente con presición el problema de quienes conducen hasta ahora del PJ de San Isidro.
SANTIAGO CAFIERO
CONDUCCIÓN POLÍTICA
EL SECTARISMO POLÍTICO
Esto es lo que podríamos llamar una de las deformaciones de la conducción política: el sectarismo. Con sectarismo no hay conducción. El sectarismo es el primer enemigo de la conducción, porque la conducción es de sentido universalista, es amplia, y donde hay sectarismo se muere porque la conducción no tiene suficiente oxígeno para poder vivir. No se pueden conducir los elementos sectarios. ¿Por Que? Porque cuando llega el momento en que la conducción debe echar mano a un recurso extraordinario, el sectario dice: "No; ¡ésa es una herejía para el sectario!" Entonces, los métodos y los recursos de lucha se reducen a un sector tan pequeño que presentan una enorme debilidad frente a otros más hábiles que utilizan todos los recursos que la situación les ofrece para la conducción. Por eso el sectarismo es la tumba de la conducción en el campo político.
LA DOCTRINA
Bien; yo he querido citar estos ejemplos rápidos para dar una idea y llevar a la persuasión de la necesidad que la conducción impone de hacer evolucionar los organismos políticos para que puedan ser susceptibles de ser manejados y de ser conducidos. Es decir, llevarlos a las nuevas formas. ¿En qué consiste la nueva forma de la conducción? Hay que reemplazar el sectarismo político del siglo pasado y de esta mitad del siglo presente por una doctrina.
¿Qué diferencia hay entre la conducción gregaria o sectaria y el adoctrinamiento? La doctrina no es una regla fija para nadie. Es, en cambio, una gran orientación con principios; con principios que se cumplen siempre de distinta manera. No se está atado a nada fijo, pero si se tiene la orientación espiritual para resolverse, en todas las ocasiones, dentro de una misma dirección; pero en un inmenso campo de acción para la ejecución.
LA DOCTRINA, REMEDIO DEL SECTARISMO
Dar esa unidad de doctrina es la base para formar las nuevas agrupaciones; vale decir, para formar agrupaciones conscientes e inteligentes, dentro de una orientación unitaria. Eso es lo que la doctrina persigue; vale decir, encaminar los valores morales de los hombres y su acción intelectual y material en una dirección única.
¿Cómo realiza su marcha? Esto está librado a cada uno. ¿Cuándo la realiza? También el momento lo elige cada uno. Pero la orientación la fija la doctrina. Es la orientación y es el sentido y el sentimiento de esa masa lo que la doctrina quiere fijar y quiere establecer. En base a ese adoctrinamiento, recién puede pensarse en la conducción.
Esto es lo que podríamos llamar una de las deformaciones de la conducción política: el sectarismo. Con sectarismo no hay conducción. El sectarismo es el primer enemigo de la conducción, porque la conducción es de sentido universalista, es amplia, y donde hay sectarismo se muere porque la conducción no tiene suficiente oxígeno para poder vivir. No se pueden conducir los elementos sectarios. ¿Por Que? Porque cuando llega el momento en que la conducción debe echar mano a un recurso extraordinario, el sectario dice: "No; ¡ésa es una herejía para el sectario!" Entonces, los métodos y los recursos de lucha se reducen a un sector tan pequeño que presentan una enorme debilidad frente a otros más hábiles que utilizan todos los recursos que la situación les ofrece para la conducción. Por eso el sectarismo es la tumba de la conducción en el campo político.
LA DOCTRINA
Bien; yo he querido citar estos ejemplos rápidos para dar una idea y llevar a la persuasión de la necesidad que la conducción impone de hacer evolucionar los organismos políticos para que puedan ser susceptibles de ser manejados y de ser conducidos. Es decir, llevarlos a las nuevas formas. ¿En qué consiste la nueva forma de la conducción? Hay que reemplazar el sectarismo político del siglo pasado y de esta mitad del siglo presente por una doctrina.
¿Qué diferencia hay entre la conducción gregaria o sectaria y el adoctrinamiento? La doctrina no es una regla fija para nadie. Es, en cambio, una gran orientación con principios; con principios que se cumplen siempre de distinta manera. No se está atado a nada fijo, pero si se tiene la orientación espiritual para resolverse, en todas las ocasiones, dentro de una misma dirección; pero en un inmenso campo de acción para la ejecución.
LA DOCTRINA, REMEDIO DEL SECTARISMO
Dar esa unidad de doctrina es la base para formar las nuevas agrupaciones; vale decir, para formar agrupaciones conscientes e inteligentes, dentro de una orientación unitaria. Eso es lo que la doctrina persigue; vale decir, encaminar los valores morales de los hombres y su acción intelectual y material en una dirección única.
¿Cómo realiza su marcha? Esto está librado a cada uno. ¿Cuándo la realiza? También el momento lo elige cada uno. Pero la orientación la fija la doctrina. Es la orientación y es el sentido y el sentimiento de esa masa lo que la doctrina quiere fijar y quiere establecer. En base a ese adoctrinamiento, recién puede pensarse en la conducción.